El próximo 17 de octubre tendrán
lugar movilizaciones no sólo contra los brutales recortes del Gobierno de
España a las políticas de cooperación al desarrollo y lucha contra la pobreza
sino también por aprovechar la crisis económica para desmantelar una política
pública de cooperación aún joven pero que empezaba a tener cierta solidez
institucional en los tres niveles de la Administración (Central, Autonómica y
Local). El desmantelamiento es de manual. Primero vaciar de presupuesto para
poder vaciar de contenido, entonces dónde no hay recursos ni hay objetivos es
bien sencillo lograr una voladura controlada sin mucho ruido.
A poca gente le interesa la política
y poca gente realmente siente como necesaria una política de cooperación, y en
períodos de dificultades económicas aún menos. No quiere decir que la
ciudadanía no apoye los fines y objetivos que persigue, pero de ahí a sentir
como necesaria incluso en períodos de crisis es muy diferente. Conviene no
dejarse engañar. Por eso esta reflexión no es para mayorías aunque si creo que
es oportuna y necesaria.
Se impone en la sociedad que todos
los políticos son iguales. Ni es cierto ni estoy de acuerdo. El ejemplo de la
política de cooperación en Euskadi bajo el mandato del Lendehakari Patxi López http://patxilopez.com sirve para demostrarlo.
Mientras otras Comunidades Autónomas
de dónde primero y más recortaban era de cooperación al desarrollo, incluso
algunas como la Comunitat Valenciana dónde su Consejero responsable de
cooperación está imputado por desviar fondos de cooperación para el
enriquecimiento personal de su entorno, en Euskadi desde 2009 se ha producido
la mayor transformación en un período de tiempo tan corto de una política de
cooperación.
El primer elemento, en mi opinión de
esta transformación, radica en que Patxi López es el primer dirigente de una
Comunidad Autónoma que realmente cree, no sólo de cara a la galería, como
necesaria la política de cooperación. Tengo esa opinión porque por determinadas
decisiones tomadas no sólo en cooperación, dónde se cristaliza la convicción de
que la responsabilidad de cualquier sociedad no se limita sus fronteras
físicas, tampoco las soluciones a los retos que tiene.
El segundo elemento, en mi opinión,
es una gestión acertada. Han sido capaces en Euskadi en tres años de reformar y
modernizar un sistema de cooperación, que era amplio en dimensiones pero
anticuado y poco eficiente en planificación y procedimientos. La cooperación
vasca se estaba convirtiendo en una mera convocatoria de subvenciones a ONGs de
gran tamaño y presupuesto. Gracias a una gestión prudente pero bien orientada
ha podido asentar cambios que permitirán consolidar a la cooperación vasca como
la más moderna y eficaz de la cooperación descentralizada de la Unión Europea.
En tercer lugar, una sociedad civil
muy estructurada desde hace tiempo y con fortalezas ha tenido la visión de
saber ser parte en la construcción de políticas, dejando de lado cuando ha
tocado sus posiciones de máximos y reivindicaciones históricas. Parte
importante de los avances conseguidos se debe a esto, también a la habilidad de
la gestión de la responsable de la cooperación vasca de saber construir
escenarios viables para el acuerdo y la transformación.
Por último pero no menos importante;
los hechos. A las palabras le han acompañado los hechos. Una resistencia
inédita en España ha dar un paso atrás en presupuestos de cooperación al
desarrollo, hacen que para 2012 al menos 1 de cada 4 euros de la Ayuda Oficial
al Desarrollo de todas las Comunidades Autónomas tiene su origen en Euskadi,
cifra que sencillamente es escandalosa para el resto y algo que la ciudadanía
vasca debiera saber y conocer.
No todo son luces como es lógico.
Hay retos que quedan pendientes y metas por conseguir pero sería injusto,
mucho, no reconocer que mientras casi nadie cumple con lo que dice en materia
de cooperación, no poner luz sobre aquellos/as que si lo han hecho.

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