
Cuando las compañías de discos montan en cólera por los ataques de la piratería, no hablan de abordajes y ataques sobre sus oficinas. Los piratas que buscan eliminar son los que intercambian copias de música. El término piratería lo utilizan para definir el intercambio y la cooperación, y de algún modo situarlos al equipararlos al secuestro y el robo. No viene mla recordar que los derechos de autor surgen después de que la imprenta empezará a ser en serie y con fines comerciales, es decir trataba de regular una actividad industrial. Por los años 80 las grabaciones musicales se les aplicaba los derechos de autor y esto era aceptado ya que afectaba a las empresas discográficas y no a los oyentes. Ahora que los oyentes tienen capacidad técnica para hacer y compartir copias quieren utilizar los derechos de autor para impedir el uso de este avance técnico.
Poner vallas al campo es díficil aunque se pongan. Decir que el intercambio provoca la pérdida de puestos de trabajo. También las compañías discográficas afirman que el intercambio de música sustrae dinero a los músicos. Se olvida una cuestión mayor. Resulta vergonzoso que un disco publicado y vendido bajo los criterios de las compañías discográficas necesite vender un número "suficiente" para que los músicos reciban un solo euro de las ventas. Lo que no dicen las compañías es que el intercambio sólo reduce los fondos de ellas mismas, no de los autores.
Creo sinceramente que las compañías nunca conseguirán que la gente deje de compartir, que es imposible. Es tan abismal el escenario que el final de esta historia dependerá de los amantes de la música, no de las compañías. Que la sociedad en red ya no sea de utilidad para las compañías discográficas, no puede será cambiado sólo a costa de pagar.
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